El origen de la sangría: ¿dónde y cuándo se empezó a consumir?

Sangaree es la palabra inglesa de la que proviene el nombre de la sangría. A pesar de considerarse la bebida española por excelencia, su denominación y un diccionario de finales del siglo XVIII sitúan sus orígenes en las colonias británicas. Sin embargo, tradicionalmente se ha considerado que es una bebida con procedencia española. Sus inicios y su invención no están claros, sino que existen varias teorías.

La hipótesis que hasta hace poco estaba más aceptada es que la sangría empezó a elaborarse a principios del siglo XIX. Los campesinos españoles usaban el excedente de vino y las frutas que no se habían consumido al final de la temporada y estaban a punto de pudrirse para producir una bebida fresca y agradable para el verano.

Pero algunas décadas antes ya existían bebidas similares, con una base de vino. Como antiguamente era más fuerte, se le añadía frutas para endulzarlo y se convirtió en una bebida popular que reaprovechaba los excedentes de estos productos.

Una segunda teoría defiende que la sangría surgió en las Antillas cuando eran colonias de Reino Unido. El padre Esteban Torres la definió a finales del siglo XVIII como un “líquido inventado por los ingleses”. Otra de las razones que exponen los que defienden esta hipótesis es precisamente su nombre de origen anglosajón.

La teoría con menos adeptos es la que indica Ecuador como el país de origen de la sangría durante la primera década del siglo XIX. Los que no aceptan esta posibilidad aseguran que la sangría llegó al continente sudamericano con la colonización española. Sea como sea, su uso se empezó a popularizar en la península ibérica entorno al año 1850. Ahora que ya conoces su procedencia, ¡solo falta servirte un vaso!